El adiestramiento del Perro de Presa Canario
De Piba y Boby crié una cachorra, a la que puse de nombre Tamay, de capa bardina, en el segundo celo la llevé a cubrir a La Laguna con el perro llamado Felo, que tenía en su casa Juan Quevedo Martinón. Felo era de capa bardina oscura, hermano de camada de Monzón, de capa leonada. Ambos perros los trajo Juan Falcón de Gran Canaria (su isla natal), concretamente de Vecindario. De Vecindario procedían, también, Tinto (de Demetrio Trujillo) y Moreno (de Pepito el cojo), los dos de capa negra. ¿Producto de qué cruce eran estos perros de presa? Lo he intentado pero no he logrado averiguarlo. ¿Felo y Monzón tenían algún tipo de parentesco con Tinto y Moreno? No lo sé, lo cierto es que eran del mismo lugar y de la misma época.
De la camada de Tamay y Felo seleccioné para mí a Beneharo, Guama, y Guacimara, los tres de capa bardina oscura. A los tres los adiestré en obediencia, guarda, defensa y ataque. A los dos años de edad, por necesidad económica, vendí Beneharo a Juan Fuentes Tavares. Juan era muy aficionado a los caballos (tuvo varios), a las cabras del país, a las palomas mensajeras, a los gallos de pelea, a la caza mayor, y a producir buen vino tinto.
En cierta ocasión -muerto ya Beneharo de viejo- mi amigo Tato García Estrada y yo visitamos a Juan Fuentes en su finca. Nos recibió muy cordial, como es natural en él, y nos agasajó con un vino tinto de su cosecha y queso tierno de sus cabras, y hablamos de perros, claro está, y de Beneharo. En un momento dado, la esposa de Juan, con pena en la voz y en los ojos, dijo, <…como Beneharo no hemos tenido otro perro, ni lo tendemos, guardaba la finca, guardaba a los niños, nunca molestaba…, no tendremos otro como él>>.
Después de Beneharo, Guama, y Guacimara, he adiestrado a la mayoría de mis presas, machos y hembras, que han sido muchos (y ajenos también he adiestrado, aunque menos, y la mayoría no han respondido bien al adiestramiento, triste realidad, consecuencia de la falta de una buena selección).
Llegado a este punto, me parece del todo pertinente hablar de cómo, bajo mi punto de vista, se debe adiestrar al Perro de Presa Canario, para el servicio propio.
A partir de los cuatro meses, al cachorro le pongo un collar de cuero para que se vaya acostumbrando a sentirlo en el cuello, luego lo ato con una cadenita en cualquier sitio, y a la media hora, poco más o menos, lo suelto para que juegue conmigo, así varios días; lo acaricio de vez en cuando, le hablo en tono cariñoso, si se aleja unos metros de mí lo llamo por su nombre, le silbo, siempre en el mismo tono, y camino en dirección contraria a la suya, cuando viene a mi lado lo acaricio nuevamente, le hablo en tono cariñoso, y procuro que me siga con la traílla unos cuantos pasos. Esta operación la repito todas las veces que haga falta en el curso del adiestramiento. No le pido más. Y poco a poco le enseño a sentarse, a echarse en posición de esfinge, a quedarse quieto mientras yo me separo un par de pasos, luego unos pasos más, y así, hasta que se queda quieto, tranquilo, relajado. Un minuto, luego dos, tres, etc. Repito los ejercicios hasta que los cachorros comprenden lo que quiero que hagan. Caminar al pie, sentarse, posición de esfinge, muerto (echado de costado con la cabeza en el suelo, y que no se mueva), levantarse a la orden, acudir a la llamada, caricias, y a jugar. Todo muy simple, sin prisas. Estos ejercicios son básicos y necesarios para la obediencia del perro.
A mis perros nunca les tiro pelotas u otros objetos para que corran tras ellos y me los traigan, porque se vician y obsesionan, y luego van corriendo detrás de cualquier cosa que les tiren personas que nada tienen que ver con ellos.
A partir de los ocho o nueve meses empiezo a tantearlos en la defensa y el ataque (no antes), y a partir del año comienzo a trabajarlos, con mucho cuidado, sin presión, para no estropearlos, dos veces en semana, para darle tiempo a memorizar el trabajo realizado. Y cuando la evolución es francamente positiva, que van bien a la manga y al traje bajo control con la traílla, empezamos a practicar el ataque a distancia a perro suelto. Este ejercicio es fundamental, para luego seguir con la búsqueda del malhechor detrás de parapetos naturales, como pueden ser un árbol, una pared, un automóvil, etc., etc., cambiando con cierta frecuencia de lugar. Para evitar el robo de un automóvil, dentro del automóvil, de nuestra propia casa, con perro dentro de la casa. Desde el exterior se provoca al animal, sin cansarla. Las sesiones deben ser de poca duración. Importantísimo es cambiar de figurante con frecuencia para que el perro desconfíe de todo posible delincuente.
Es de suma importancia evitar caer en la robotización, porque en este caso el perro pierde iniciativa. Hay que tener en cuenta que estamos trabajando a nuestro Presa Canario para la obediencia por convicción, no por robotización, y debe guardar, defender, atacar, si es preciso y lo requiere el caso, perseguir al simulado delincuente sin reservas ni condicionantes.
Para el fin que acabo de exponer no nos sirve el adiestramiento llamado deportivo, u otros similares. Ni sirven todos los perros de presa canarios. Sirven los rústicos, los mentalmente equilibrados, los temperamentales, los instintivos, con iniciativa propia, los inteligentes, capaces de discernir en cualquier situación. Este tipo de perro de presa no es producto del azar, como he dicho, y escrito, tantas veces, es producto de una estricta y bien dirigida selección. Ese debe ser nuestro ideal en todo momento.
Evidentemente no todo el mundo está capacitado para adiestrar su propio perro, por tal motivo es recomendable ponerse en manos de un buen profesional, con experiencia en esta modalidad de trabajo.
Está de más decir que cualquier perro adiestrado en guarda, defensa, ataque y persecución debe ser manejado por personas adultas y con experiencia. El Perro de Presa Canario en ningún caso debe ser una excepción.
Manuel Curtó Gracia
Tenerife, 29 de enero de 2015