Efectivamente, ya fue la I Muestra del Perro de Presa Canario, y pasaron los nervios, la euforia, la preocupación, todo. Esta primera muestra tiene, ha tenido, dos caras perfectamente definidas, claras, opuestas. Hacer un balance de la misma sería harto complicado, enojoso, peligroso, porque sería volver sobre lo ya dicho, lo ya denunciado, sería… volver a empezar la polémica, y eso en estos momentos estaría de más, porque la realidad ahora es completamente distinta, como vamos a ver.
El día 18 del mes de octubre de 1986, en una sala de sesiones del edifico, antes colegio, del Parque Cultural Viera y Clavijo (Santa Cruz de Tenerife), en la que nos hallábamos reunidos algunos aficionados al Perro de Presa Canario, algunos curiosos, la directiva del Club Español del Presa Canario, un veterinario representando a la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca, el presidente de la Real Sociedad Central Canina Española, un miembro de la Comisión de Razas Caninas Españolas (de la Central Canina Española), el presidente de la Sociedad Canina de Canarias, con domicilio social en Las Palmas de Gran Canaria. En esa reunión-asamblea se dijeron cosas. No se tocaron los problemas de fondo, pero se dijeron cosas. Las dijo el presidente de la Central Canina, y las dijo el representante de la Comisión de Razas Caninas Españolas. Cosas importantes, aunque para algunos no lo pareciera, cosas trascendentales. Se dijo que había que acabar con la polémica. Que había que unirse. Que nosotros, los aficionados al Perro de Presa Canario, teníamos que unirnos. Que el trabajo iba a ser arduo. Que había base (perros) para trabajar. Que lo del reconocimiento no era cosa fácil. Que era cuestión de años. que la cinofilia internacional estaba expectante, pendiente del Perro de Presa Canario, y que teníamos que abandonar nuestras posiciones encontradas para bien del moloso canario. Apasionada intervención la de los miembros de la Central Canina Española. Intentaron ser convincentes, y no era para menos, dadas las circunstancias. O echamos para adelante con el Perro de Presa Canario o todo se va al garete. Y tenían razón. Los reinos de taifas no benefician a nadie, ni al Presa Canario, que tiene que llegar a ser una raza. Y algo quedó bien claro, y es que el presa canario (con minúsculas en estos momentos) no es, todavía, raza, pero puede llegar a serlo, si nos esforzamos inteligentemente. Echar las campanas al vuelo y decir, «Porque el Perro de Presa Canario…», es un tremendo error. Y en esta primera muestra se vio que así es. Perros bardinos, sí, y perros leonados, también, pero dispares entre sí, diferencias raciales notabilísimas que al avispado medianamente entendido no se le pasan por alto.
En esa asamblea general (se me ocurre llamarla así por darle un nombre) fue palpable la tensión colectiva, y pocas, muy pocas, fueron las intervenciones por parte del público (tres o cuatro, y no significaron nada). Y no tenía por qué ser de otra manera. Terminó la sesión y todo el mundo salió al exterior, al aire libre, a estirar las piernas, a comentar, a decir y contradecir, a criticar, ceñudos unos, contentos otros, con la sensación algunos, quizá, de haber vencido, digo yo. ¿Vencido a quién? Claro que lo que ignoraban casi todos los allí presentes era que poco después (a requerimiento del club grancanario, no del CEPPC como alguien pretende en estos momentos) se sentarían en torno a una mesa ocho personas, en la Taberna Alemana. Estas personas iban a tocar los temas de fondo que se habían soslayado en “la asamblea general”. Iban a debatir, a concretar. Porque las cosas no estaban claras. Nada todavía estaba claro. Había habido una larga polémica en torno al Perro de Presa Canario. Que si recuperación, que si reconstrucción, que si raza, que si no raza, que si el club del Presa Canario “Español”, que si sí, que si no. Y allí, en el subsuelo, sótano, o como le quieran llamar, de la Taberna Alemana, se sentaron (después de varios intentos sucios por parte del Club Español Del Presa Canario para que quien suscribe no participara) en torno a una mesa: el presidente de la Central Canina de España, el miembro de la Comisión de Razas Caninas Españolas, el presidente de la Sociedad Canina de Canarias, el veterinario delegado por parte de la Consejería de Agricultura y pesca, la Redactora Jefe de la revista El Mundo del Perro, sentada aparte como oyente, el presidente del club del Presa Canario, de Tenerife, su secretario, el presidente del club de Perros de Presa Canarios, de Gran Canaria, y un servidor de ustedes. El presidente de la Sociedad Canina Española y el representante de la Comisión de Razas Caninas Españolas, como en la asamblea general, se esforzaron en ser convincentes, para llevar el agua al molino del entendimiento, para arrastrarnos, a unos y a otros, de ambos bandos, al abrazo fraternal, pero… Y los señores del club Español del Presa Canario se mostraron negociadores, como era de esperar y desear. Y el presidente del club de Perros de Presa Canarios, de Gran Canaria, y quien suscribe nos esforzamos en dejar bien sentado que no tenía por qué haber un club privilegiado, porque el Presa Canario era/es cosa de todos los aficionados y criadores, y nadie tenía que ser más que nadie en su recuperación/reconstucción, y tras una oportuna intervención del presidente de la Sociedad Canina de Canarias (Augusto Fierro) se llegó al siguiente acuerdo: Cada año tendrá lugar una muestra de presas canarios en Tenerife, en la que podrán participar todos los aficionados que lo deseen con sus perros. Nada de preselección, nada de quedarse alguien fuera con su perro, sea éste de las características que sea. Importante, muy importante este punto. Así todo el mundo podrá saber cuál es la población canina de presa en Canarias. Porque hay mucho perro de presa por ahí que puede decir algo con su presencia, típico o no, chato o no, bardino, leonado, manchado, etc. Y una muestra, también, anual, de similares características en Gran Canaria.
Ojalá estos acuerdos se cumplan, para bien del Perro de Presa canario, patrimonio de todos los canarios, no de unos pocos. Con la intervención de la Comisión de Razas Caninas Españolas año tras año, en Gran Canaria y en Tenerife, con su asesoramiento, con su arbitraje, con sus notas, que irán tomando puntualmente en cada muestra, el presa canario (con minúsculas en estos momentos) llegará a ser, poco a poco, el Perro de Presa Canario. Según se dijo, según se acordó, acordamos, en esa sesión, a puerta cerrada (aunque la puerta no se cerrara y alguien estuviera con los oídos atentos a lo que allí se trataba) que anualmente nos reuniremos, en mesa redonda, aficionados de Tenerife y de Gran Canaria, con miembros de la Comisión de Razas Caninas de España, para debatir sobre el Perro de Presa Canario, sobre los pasos a seguir en la cría y selección del mismo. Y esto se hará de igual a igual, los de Tenerife y los de Gran Canaria. Y nadie va a montar más que nadie (esperamos), y con un único protagonista: el Perro de Presa Canario.
Publicado por el autor en El Día el 31 de octubre de 1986, y en El Mundo del Perro, nº 81, diciembre de 1986.