Los shows y el Perro de Presa Canario.
Quienes me conocen, y han leído a lo largo de los años mis escritos, saben que no simpatizo con las exposiciones caninas. Porque son la muerte del perro útil. Ciertamente que las exposiciones caninas tienen todo el derecho a existir, faltaría más. No vayamos a ponerle puertas al campo. Las exposiciones caninas son todo un espectáculo, en todo el mundo, especialmente en Occidente, y mueve mucho dinero, muchísimo, por la venta de perros, de artículos relacionados con ellos, etc. Por tal motivo la gente viaja, con sus perros, se aloja en hoteles, desayuna, come, cena, etc., etc. Mueve todo un cúmulo de ilusiones, de proyectos. La economía, señores, sin ella nada se mueve. Ciertamente es así, y quien no quiera verlo se convierte en ciego voluntario. Pero analizado desde el punto de vista de la funcionalidad, y de la salud del Perro de Presa Canario -vamos a limitarnos a nuestro perro- estos certámenes son poco menos que catastróficos. Los perros son presentados, a esos shows, con el único fin de ganar premios, de hacerlos campeones, ¿campeones de qué?, digo yo siempre, porque los perros no demuestran nada que tenga que ver con sus capacidades físicas o psíquicas, o sea, funcionales. Pero eso a la inmensa mayoría de los perreros que acuden con sus ejemplares a los shows poco les importa. Un amigo me decía que eran acontecimientos importantes. Sí, no cabe duda, le respondía yo, y una fábrica de perros inútiles. Es más, para competir a esos perros no se le exige un certificado que acredito estar libres de displasia de cadera, y de codos. Ciertamente que en algunos países se tiene mucho en cuenta eso, y los criadores que se precian crían con perros, machos y hembras, libres de esas patologías, pero no todos los criadores actúan así, muchísimos no actúan así, en muchos países la mayoría, sobre todo con determinadas razas como la que nos ocupa. Desde Canadá hasta la Tierra del Fuego, y toda Europa no son precisamente un ejemplo a seguir.
Digo yo que mejor nos iría con nuestra raza si en todos los países se exigiera el certificado oficial pertinente a todos los ejemplares que vayan a ser presentados a dichos certámenes. No pediría más. Luego que cada cual que críe el tipo de perro que quiera, o que le salga. El criador que se decante por el perro funcional se regirá por un plan de cría para producir buenos ejemplares desde su punto de vista, y los aficionados que quieran un perro útil se dirigirán a ese tipo de criador, y los que quieran un porro para show harán lo propio. No todos vamos a pensar igual, o desear lo mismo. Nadie puede imponer nada a nadie, pero eso sí, obligatoriamente debería haber unos controles, fiables, que velen por la calidad de las razas caninas que se crían.
Hace muchos años, en Madrid, un conocido, y “prestigioso” criador, y juez canino, y prolífico articulista sobre perro, salió del Recinto Ferial de La Casa de Campo con su Mastiff ingles para que tomara el aire y echara su meadita. El animal iba con el rabo entre las patas, apocado, cohibido, como si algún fantasma se le hubiese metido en las neuronas. En eso que yo le dije a mi amigo Carlos –supongamos que era amigo mío y que se llamaba Carlos – no entres a competir con él, está muerto de miedo. A lo que me contestó mi amigo, no te lleves por las apariencias, <<ahora, cuando entre en el rin verás como levanta el rabo y se pone arrogante, y va a ganar, ya ha ganado otras veces, es campeón de España>>. Pues nada, guárdame un cachorro, le contesté.
Manuel Curtó Gracia
Tenerife, 13 de diciembre de 2014